Líderes agotados afectan a 7 de cada 10 colaboradores
Tiempo de lectura: 2 minutosLa salud de quienes lideran equipos está atravesando una crisis silenciosa que rara vez entra en la agenda estratégica de las empresas.

La salud física, mental y emocional de quienes lideran equipos atraviesa una crisis silenciosa. Aunque el 62 % de los líderes siente que debe estar siempre disponible, sólo un número reducido reconoce su desgaste o busca apoyo, según el estudio Work Trend Index de Microsoft. Esta presión, cuando se ignora, no sólo pasa factura al individuo: se replica en toda la organización.
“Durante décadas, se ha premiado al líder que se sacrifica, que nunca se cansa, que resuelve todo sin pedir ayuda. Pero esa narrativa está rota. Hoy necesitamos líderes humanos, no superhéroes corporativos”, afirma Lina Vanegas, Head of Marketing de Betterfly, durante el panel La salud del líder: el motor invisible del buen liderazgo.
El panorama es alarmante: el 94 % de las personas no cumple con los parámetros mínimos de salud metabólica y el 75 % vive con sobrepeso u obesidad. A pesar de ello, el cuidado del liderazgo sigue fuera de la agenda estratégica en muchas empresas, advirtió Cristóbal della Maggiora, Co Founder de Betterfly, durante el panel.
El impacto del líder
La evidencia no deja lugar a dudas: el estado físico y emocional del liderazgo permea toda la cultura organizacional. Datos publicados por Harvard Business Review revelan que más del 70 % de los colaboradores consideran que el estado emocional de su jefe afecta su nivel de compromiso.
“El líder que se quema transmite ansiedad, microgestiona y bloquea la autonomía del equipo. En cambio, cuando el liderazgo es coherente, humano y sostenible, se genera confianza, conexión y mejores decisiones”, añade Vanegas.
Además, se ha documentado que invertir apenas 15 minutos diarios en pausas activas o respiración consciente puede reducir los niveles de cortisol en un 25 %, mejorando concentración, humor y toma de decisiones.
Reconfigurar la narrativa
Un líder agotado toma decisiones sin convicción, pierde presencia emocional y a menudo cae en la trampa de la omnipresencia: estar en todo pero sin impacto real. El desgaste físico se refleja en irritabilidad, insomnio, dificultad para delegar y control excesivo, todos síntomas que se normalizan bajo una falsa idea de productividad.
El 80 % de las muertes globales, según datos compartidos durante el panel, están vinculadas a causas prevenibles: diabetes, enfermedades cardiovasculares y estrés crónico, todos males silenciosos del entorno laboral actual.
La salud del líder no puede seguir siendo un tema invisible. Dejar de romantizar el sobreesfuerzo y normalizar el autocuidado como parte del rol directivo es urgente. La transformación requiere romper con creencias arraigadas y predicar con el ejemplo desde la alta dirección.
“Una empresa saludable no se mide sólo por sus ventas o utilidades, sino por qué tan bien están quienes la sostienen”, concluye.