Actividad física y deporte: claves para mejorar la vida de quienes enfrentan la Esclerosis Múltiple
Tiempo de lectura: 3 minutosDescubre cómo el deporte y la actividad física son fundamentales para mejorar la calidad de vida en personas con Esclerosis Múltiple, una condición que afecta a millones en el mundo.

En un mundo donde el deporte no solo es una fuente de entretenimiento, sino también un catalizador de cambios positivos, es crucial reconocer su impacto en la vida de personas que viven con condiciones crónicas, como la Esclerosis Múltiple (EM). Con más de 2,9 millones de personas diagnosticadas a nivel global, y aproximadamente 20 mil casos registrados en México, la EM es una realidad que afecta a muchos. Sin embargo, la práctica regular de actividad física y deporte se ha revelado como una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
La Esclerosis Múltiple es una enfermedad autoinmune que afecta el sistema nervioso central, causando una amplia gama de síntomas que pueden variar en severidad de una persona a otra. Entre los síntomas más comunes se encuentran la fatiga, debilidad muscular, problemas de coordinación y equilibrio, y alteraciones cognitivas. Estos síntomas pueden hacer que las actividades cotidianas se vuelvan desafiantes, pero la investigación ha demostrado que la actividad física regular puede tener un impacto positivo significativo.
Beneficios de la actividad física en la Esclerosis Múltiple
La Dra. Saira Sarmiento, neuróloga especializada en Esclerosis Múltiple, señala que el ejercicio es una de las intervenciones más recomendadas para las personas con EM. «Las personas con EM que practican deporte o realizan actividad física muestran beneficios significativos, tanto en su salud física, como en su salud mental y emocional», menciona. Estos beneficios no son menores, ya que el ejercicio puede ayudar a manejar los síntomas físicos y a mejorar el bienestar emocional, creando un círculo virtuoso que refuerza la calidad de vida.
Los ejercicios aeróbicos, como correr, trotar, nadar, andar en bicicleta o saltar la cuerda, son especialmente recomendados para mejorar el sistema cardiovascular y respiratorio. Al incrementar el oxígeno en el cuerpo, se logra una mejor circulación y una mayor eficiencia del sistema respiratorio, lo que resulta en una reducción de la fatiga, uno de los síntomas más debilitantes de la EM.
Por otro lado, los ejercicios de flexibilidad, como el yoga y el Tai-chi, pueden ser extremadamente beneficiosos para mejorar la movilidad articular y reducir la espasticidad. Estas disciplinas también ayudan a mejorar el equilibrio y el control postural, aspectos cruciales para las personas con EM, quienes a menudo enfrentan desafíos en estas áreas debido a la naturaleza de la enfermedad.
Fortalecimiento muscular y bienestar cognitivo
Además de los ejercicios aeróbicos y de flexibilidad, el entrenamiento de fuerza es esencial para quienes viven con EM. La debilidad muscular es un síntoma común de esta condición, y realizar ejercicios de fuerza de manera regular puede ayudar a contrarrestar este efecto. Ejercicios con máquinas de peso, pesas libres, bandas de resistencia o incluso utilizando el peso corporal pueden estimular el cuerpo, ayudando a mantener la estabilidad y a prevenir caídas, un riesgo considerable para personas con problemas de coordinación y equilibrio.
El impacto del ejercicio no se limita al cuerpo; también tiene efectos positivos en el cerebro. «El ejercicio constante no solo mejora la salud física de las personas con EM, también influye en el estado de ánimo, reduciendo el estrés y la ansiedad. Además, algunos análisis han encontrado que el ejercicio está asociado con mejoras significativas en diversas áreas cognitivas, incluyendo la memoria, la atención y la velocidad de procesamiento», comenta la Dra. Sarmiento. Estos beneficios cognitivos son especialmente relevantes para las personas con EM, ya que las alteraciones cognitivas pueden ser uno de los síntomas más difíciles de manejar.
Adaptación y seguridad en la práctica del ejercicio
Es importante tener en cuenta que, aunque el ejercicio es altamente beneficioso, debe ser adaptado a las capacidades individuales de cada persona con EM. Un programa de ejercicios que no tenga en cuenta las limitaciones y necesidades específicas puede resultar contraproducente, exacerbando los síntomas en lugar de aliviarlos. Por esta razón, es crucial que las personas con EM consulten a su médico o fisioterapeuta antes de iniciar cualquier programa de ejercicio. Esto garantizará que las actividades sean seguras y adecuadas para su condición específica.
En algunos casos, para garantizar la seguridad durante la actividad física, puede ser recomendable que las personas con EM cuenten con la compañía de un asistente o cuidador en el domicilio. Esto no solo proporciona una capa adicional de seguridad, sino que también puede ayudar a motivar al paciente a mantenerse activo y a cumplir con su rutina de ejercicios.
El deporte como fuente de inspiración
En épocas en las que el deporte capta la atención del mundo, como durante eventos deportivos internacionales, es importante destacar el papel inspirador que estos pueden jugar en la vida de personas con condiciones como la EM. Ver a atletas superar obstáculos y alcanzar nuevas metas puede ser una fuente de motivación para que las personas con EM se involucren en actividades físicas, utilizando el ejercicio como una herramienta valiosa para enfrentar los desafíos diarios de la enfermedad.
El ejercicio, cuando se realiza de manera regular y adaptada a las necesidades de la persona, puede ayudar a prevenir brotes o recaídas, mejorando la calidad de vida y ofreciendo una mayor autonomía. En última instancia, el deporte y la actividad física no son solo formas de mantener el cuerpo en forma; son pilares fundamentales para mejorar la vida de quienes enfrentan la Esclerosis Múltiple, ofreciendo esperanza y una mejor calidad de vida.